El motivo es que parece ser que mientras los primeros parecen preocuparse de su futuro académico, los segundos lo hacen de su presente etílico. La comparación resulta a primera vista muy efectiva para desprestigiar a nuestra juventud pero es pura demagogia informativa: pancarta contra litrona, responsabilidad vs. irresponsabilidad, comprometidos vs. borrachos,... los tópicos están cargados, fuego a voluntad. Y sobre todo, ¡que la verdad no te estropee un buen titular!
Como ex-gabacho (fueron 24 años - los 24 primeros) y habiendo realizado mi vida estudiantil en Francia, recuerdo haber participado a todas las manifestaciones jovenes que tuvieron lugar. Daba igual el tema, daba igual el color del gobierno en el poder, daba igual que la ley tratase de la facultad cuando yo iba al instituto (decía que protestaba por mi futuro) o que se tratase de reformas sobre el instituto cuando ya estaba en la universidad (decía que protestaba en solidaridad con lo que llegaban): lo importante era participar tal y como dijo el también gabacho Baron de Coubertin.
Además de una manera de pasarlo bien con unos cuantos colegas y de descargar adrenalina (como espectador, no como saqueador), era nuestro grito contra el sistema en general pues más que el tema de la protesta, lo que importaba para la juventud era manifestarse contra el mundo en general.
Hoy en día ocurre lo mismo: mirad los esloganes de los manifestantes y veréis que, si bien la mayoría se refiere al C.P.E., una gran cantidad son en realidad de ámbito muy general: el mítico está prohibido prohibir, consignas contra la globalización, amenazas sobre la revancha de los pobres,... La juventud está harta y hace bien. El C.P.E., la mitad de ellos no saben de que va, la otra mitad no entrará en el mundo laboral hasta dentro de 5-6 años y para la tercera mitad ;-), es la gota de agua que sigue llenando un vaso que ya desborda desde hace años.
Lo mismo ocurrió en nov-05 con la quema de coches. Sólo K.S. con su adversión habitual hacía todo aquel "que no come cerdo" creía haber encontrado una mano invisible que manejaba la revolución de los barrios pobres. Sin embargo, como reconocieron los propios jovenes, lo único que propago aquel incendio fue verse en la tele lo cual dio lugar a un concurso entre barrios a ver quién quemaba más coches. Yo prefiero la competición de botellón a la de barbacoa automobilística.
Y no estoy confundiendo los conceptos: cada manifestación estudiantil como las que halagan los blogs mencionados al principio de este post lleva consigo millones de € de daños colaterales en forma de coches incendiados, escaparates rotos, tiendas desvalijadas, mobiliario urbano destrozado,... y por supuesto agentes herridos. Se puede decir que los festejos callejeros de títulos del Real Madrid (en aquella época en la que ganaban algunos) son un viaje del Inserso en comparación. En cuanto al botellón, pues parece una reunión de monaguillos (aunque las aparencias engañan... :D) como menciona el enlace sobre el de Granada: "... sin incidentes".
No creo equivocarme mucho si os dijera que los franceses, de poder hacer botellones, serían los más numerosos en participar. Hasta hay autoridades vecinas que consideran los botellones como provechosos pues dicen que permiten "una mezcla de origenes sociales y por consiguiente una mejor integración de los inmigrantes." Pero esto en Francia es impensable. Igual que es impensable San Fermín, o las Fallas, o cualquier evento que tenga un ápice de peligrosidad o amoralidad.
Los franceses en general viven cohibidos, bajo presión: tienen muchas más cosas prohibidas que los españoles. Les falta la válvula de escape. Por eso revientan más a menudo y lo hacen de manera más radical/violenta que nosotros. En España, no se tensa tanto la cuerda; no sé si llamarlo mayor permisividad o tolerancia, sólo sé que cuando se aprieta demasiado, acaba reventando: allá vosotros los que queréis dar ejemplos a la juventud española.
P.D.: Para aquellos nostálicos de tiempos pasados en la que "la juventud no era como la chusma de ahora", prometo dedicarles un post dentro de unos días.
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