miércoles, julio 26, 2006

De gilipollas y gilipolleces

Co-redactado con Imperator

Me encantan los matices. Suelen ser, si no el mejor argumento, el más necesario y acertado. Y si lo son tan a menudo, se debe a que el blanco y negro - y el gris como mencionamos en aquel post sobre el (in)justo medio - es el argumento de muchos. Generalmente de los mediocres.

El idioma español (sin exclusividad en la materia) es rico en matices. De tal manera que conviven perfectamente en el diccionario términos y conceptos como la vehemencia, la contundencia, la convicción y la certidumbre, lo políticamente incorrecto, lo absurdo, lo inútil, la provocación, el arrebato, el mosqueo, la pataleta, la burla, la ironía, la descalificación, la difamación,... y el insulto.

El problema es cuando uno se esfuerza a utilizar el color (que cree) más adecuado para cada ocasión y otros sólo oyen/leen en binario: bien o mal, elogios o insultos. Es como emitir en color... para un aparato en blanco y negro. Y por supuesto, después te juran por todos sus santos que el coche de la peli era negro y no rojo. Es un problema, en efecto, y es un problema de poca cultura comunicativa del receptor.

No es lo mismo decir "esta opinión es una gilipollez/para gilipollas" que "el autor de esta opinión es un gilipollas." Lo segundo es una paranoia del que ha leído lo primero. Las ideas no son lo mismo que el que las produce, ni lo definen. Uno no es gilipollas por haber pensado una gilipollez, de la misma forma que no es un genio por haber tenido una buena idea. Pero no hay discusión sin que el autor cuya opinión se acaba de rebatir con mayor o menor grado de vehemente desprecio no empiece a lloriquear sobre que le están insultando. Y si no lo hace él, siempre encuentra uno de estos cretinos perfectamente programados para saltar a la primera palabra que suene a "prohibida para menores de 6 años" pidiendo respeto para el tonto y, peor aún, para sus tonterías. Suelen ser los mismos que no leen a Perez-Reverte porque, cito, "es vulgar e insulta" (*). Dada su atrofia mental, uno diría que son de una secta organizada, o hooligans en un mundial. Pero yo me inclino más por la secta, por el énfasis ideológico en una idea ("todas las opiniones son igualmente respetables") que tiene la misma credibilidad que la Iglesia de Elvis.

Podremos estar horas discutiendo sobre lo efectivo o contraproducente que resulta llamarle "subnormalidad" a una subnormalidad (me inclinaré a continuación hacía la segunda hipótesis). Pero bastan 10 segundos para afirmar que cuando se da una patada en una opinión no se está pegando a nadie. Incluso se puede debatir sin realmente era una subnormalidad, o sólo una idiotez, o un simple error de los llamados "humanos". Pero bastan 3 movimientos neuronales para entender que calificar con vehemencia no es lo mismo que descalificar. Insisto: calificar con vehemencia no es el mejor ejemplo de asertividad. Es grato y relajante, pero no asertivo. Pero confundir una patada en el culo (mala calificación) con un disparo (descalificación) es hacer méritos suficientes para trabajar en una caseta verde (cualquiera de las 2). A menos de que la confusión sea voluntaria en cuyo caso hablamos de manipulación: cuando a uno le han robado una cuchara de plástico y denuncia el robo de un servicio completo de plata maciza, eso implica automaticamente la existencia de un segundo ladrón: el que efectivamente robó la cubertería, o, lo más probable: el que está simulando el robo.

Porque hay muchas maneras de insultar sin que ni siquiera este tan clara la frontera entre el peor insulto y la simple descripción. Desde el taco más primitivo y vulgar hasta el sutil machismo de Sacha Guitry ("Señora, quiere usted dejar mis zapatos en la puerta. Es un favor que algún día se encargarán de devolverle"), hay un gran abanico (matices) de recursos de mayor o menor efectividad y afectividad para, volteando aquella frase de Bernard Shaw, "destruir la piel del autor sin rozar una idea".

Lo dicho: unos suenan mejor y otros peor. Unos sientan peor y otros incluso acaban siendo verdaderos boomerangs. En general, los que mejor suenan peor sientan: hablando de Perez Reverte, su último " Me recuerda a algunos antiguos colegas suyos, marinos ilustrados, capaces de hacer compatible el amor a la patria con leer libros" me ha parecido mucho más criminal que cualquier habitual chiste sobre la "cultura militar". Pero para la defensa del idioma mordaz, recuerdo con particular aprecio aquella réplica de Cyrano de Bergerac reprochando a su contrincante que solo fuera capaz de decirle que su nariz era... muy grande. [la escena completa aquí (fr.) con el famoso: "¡Es una roca!,... es un pico!,.... que digo, es un cabo!,... es una peninsula!"]. Dicho eso, queda claro que llamarle subnormalidad a una subnormalidad no sólo no tiene merito sino que incluso es tan pobre y casi tan vulgar como la propia subnormalidad. Pero no todos somos profesionales, y me parece razonable que los que no tenemos arte literario nos quedemos en lo puramente descriptivo ;-) A fin de cuentas, no todo el mundo puede ni quiere ni debe ser un Quevedo.

Aunque hay otras maneras de insultar que son, desde mi perspectiva, aún más nocivas: consiste, en lugar de llamarle idiota a la cara, en tomar a la gente por idiota. Es a lo que me refería en un post anterior cuando le pedía a Rajoy que me tocase las tetas. Y es a lo que me refiero siempre que intentan hacerme tragar sapos del tamaño de un elefante. Las burdas manipulaciones insultan a la inteligencia de cualquier persona, a veces incluso a la del que las escribe cuando se las cree. Pero este tipo de insultos, al ser subterráneo y no incorporar sonidos malsonantes, no esta tipificado como tal con lo cual su uso no está penado y sólo es una cuestión de orgullo personal y consideración: en los juicios de conciencia, nadie puede personarse como acusación particular pues es un asunto entre yo y yo (tú y tú) y nadie más. [Fuera de tema: Los ateos tenemos la mala suerte de que no podemos pasar 5 minutos por la iglesia a que nos limpien los pecados y no nos queda más remedio que cargar de por vida con nuestras epinas].

Conclusión: hay insulto e insulto, que no todo es mierda lo que huele mal ni oro lo que reluce. Que no es lo mismo gilipollas que gilipollez, que para describir con acierto hay que poder hacer uso hasta de las peores calificaciones (ya que aceptamos las mejores...). Después, uno siempre puede reclamar y probar que se merecía una nota si no más alta, por lo menos no tan baja.


(*) Me anticipo a algún analfabeto interpretativo que habrá entendido que estoy criticando a los no leen a Perez Reverte: a mí me da igual que lo leas o dejes de leer, sea por los motivos que sea. Sólo crítico el motivo en particular llamado "porque es vulgar e insulta" pues Perez Reverte ni es vulgar, ni insulta: (d)escribe, y lo hace con mucha finura. Te puede gustar o no su estilo descriptivo pero si ves insulto dónde hay contundencia, provocación y recurso argumentativo (el título de su columna se llama "Patente de corso"), es que no has entendido nada al personaje (<> persona). Como he leído hace poco: "Esto no es una opinión, es un hecho."

Añado, por si fuera necesario y parafraseando a Coluche (uno de los más grandes humoristas franceses) que la vulgaridad no es cuando Arturo Perez Reverte dice 'gilipollas' sino cuando Ana Rosa Quintana dice 'hola'.

lunes, julio 10, 2006

Por encima de la ley

Debe de ser contagiosa esta tendencia que tienen algunos por creerse que están por encima de la ley. El tema es que estoy desesperado por encontrar algún banco válido dónde gobierne un ser humano sensato en lugar de un ordenador mal programado y 4.000 cretinos que le obedecen.

Uno de las posibilidades consistía en abrir una cuenta en OpenBank. Pensé: ya que todos te tratan mal, por lo menos a estos no se les paga la oficina. Todo fueron facilidades y sonrisas. Pero al momento de querer retirar el dinero, se acabó el buen rollo: el N.I.E. español que les presenté (y aceptaron en su momento) estaba caducado con lo cual no me dejaban operar. Me piden un documento válido de identidad pero al proponerles un documento francés (DNI o pasaporte), me avizan de que entonces me abrirán la cuenta como no-residente. ¿Y si adjunto un certificado oficial de empadronamiento (del ayuntamiento) o cualquier documento como alta seguridad social,...? La respuesta es contundente: NO, o un N.I.E. en vigor, o me consideran como no-residente, con las consiguientes retenciones.

Así que me voy a la oficina de extranjería: en España, la libre circulación (y libre residencia) de y en cualquier país de la Comunidad Europea es una realidad desde el año 2000. No recuerdo la ley exacta cuya fotocopia me remitieron para explicarme que NO se me podía exigir este papel en España (añadieron que lo que me estaba haciendo OpenBank era una tomadura de pelo y que pobre de mí si no lograba hacer respetar mis derechos) pero deja claro que un ciudadano europeo de la Comunidad Europea ya no necesita tarjeta de residente para afincarse en España.

Cuando le detallo esta explicación a cada uno de los impresentables de OpenBank que tuve al teléfono (el último esta mañana), me contestan que "estas son las reglas del banco aprobadas por su equipo jurídico". Les contestó que hay una ley que les contradice: me repiten que lo que necesitan es un documento en vigor. Esto es el colmo porque no hay peor mentira que una media verdad pues están obviando que lo que quieren para abrirme la cuenta como residente es un NIE, no un simple documento en vigor: además de tomarme el pelo, me toman por tonto. Y por supuesto, no quieren que se les suba el tono de voz. ¿Será que opinan que el ciudadano ha de ser maltratado en silencio? Verdad que siempre molesta el llanto de los niños cuando se les pega?

Lo dicho: algunos vuelan tan alto que creen que están incluso por encima de la ley. Venga, OpenBank, tu también tócame las tetas.


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miércoles, julio 05, 2006

Renfe: el viaje a ninguna parte (VI bis)

Ya está mandada mi respuesta a la contestación de Renfe sobre mi reclamación. El texto final ha sido este:
Desestimado señor Antonio del Centro, de Maltrato al Cliente de Renfe:

Acuso recepción de su penosa respeusta del 26-jun-06 a la reclamación GL.2006.0013++ que usted desestima. También añade que yo no estaba en aquel tren Coruña-Irún del 31-dic-05. No lo afirma con esta rotundidad pero se deduce de su afimración según la que "(,,,) todos los viajeros, finalizaban destino en Irun." que yo no me encontraba en dicho tren ya que había comprado un billete con destino Hendaya.
Ahora bien: si todos los viajeros de aquel tren finalizaban destino en Irún, tal y como usted menciona, ¿Dónde me econtraba yo? (Simplemente por curiosidad). También se podría contemplar la opción de que quien le hizó la afirmación anterior mintió, pero entiendo que eso es imposible pues, de ser así, ya se habría usted percatado de ello comprobando si se había vendido algún billete Ponferrada-Hendaya para viajar aquel día, ¿lo comprobó, no? ¿verdad que no se le habrá pasado algo tan evidente, no?

Y como no puedo dudar de su profesionalidad (la calidad de su escrito le respalda), no me queda más remedio que expresarle toda mi gratitud. Entiendáme Señor Antonio; gracias a usted he descubierto que sufro alucinaciones (y de las serias): por sus palabras, he de comprender que soñé el viaje que realicé en ese tren aquella tarde-noche de fin de año, así como soñé que me dejaron tirado a 2 km de mi punto de llegada y por último soñé que recorrí aquellos 2 km a pie bajo la lluvia. ¡Y yo quejándome cuando en realidad... nada de todo eso ha ocurrido!

Y es que de ser real dicho relato, me imagino que jamás se le hubiera pasado por la cabeza, tanto al jefe de estación de Irún cuando presenté mi reclamación a los 7 días, como a vuestro servicio de puteo al cliente, haber tenido la osadía de mandarme a freir espáragos.

Y es que ya se sabe que Renfe tiene por costumbre tratar de película a sus clientes. Lo sé de primera mano porque ya tengo antecedentes renfianos: (I), (II), (III), (IV), (V) que, más que de película, quizás sean de telediario; de juzgado de guardía no porque no tengo tiempo ni dinero (recuerde que ahora tendré que pagar a un psiquiatra para tratar estas alucinaciones). Aunque tampoco me parece que anden muy bien de euros ya que el importe que os habéis negado (con esta ya van dos veces) a reembolsarme es de 16 € (la diferencia entre el 50% y el 100% del importe de mi billete). Dicho sea de paso, da gusto ver como ustedes se esfuerzan en no despilfarar el dinero público: quizás a golpe de 16 € logréis compensar las perdidas de 14.000.000,00 € que habías alcanzado el año pasado... ¡en tan sólo 5 meses (Ene-Mayo 2005)! o, según miremos, los 5.600.000.000,00 € (5.600 millones de euros) de deficit acumulado que parece que los ciudadanos tendremos que costear en un 80% lo cual, en base a una población de 40 millones de personas, implica una aportación de 112 € por persona. En lo que me concierne, tengo que entender que sólo me, quedan 96 € por pagar.

A ver con qué disparate me salis ahora. Y cuanto tiempo tardáis en fabricarlo/contestarme.

P.D.: He intentado hacer uso de las mismas reglas de ortografía y puntuación que usted con la esperanza de que quizás así me entienda mejor.

Fdo: Greg *
CP (Cliente Puteado)


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Antecedentes renfianos: (I), (II), (III), (IV), (V), (VI)