Empezaremos por encuadernar el debate: Primero, el matrimonio es una cosa mientras que la adopción es otra; Opinaré sobre el tema de la adopción más adelante. Segundo, el NO al matrimonio homosexual esconde 2 tipos de opositores:
Los que no aceptan las uniones homosexuales y los que, aunque las aceptan, no quieren que se les llame matrimonio. En cuanto a los que no aceptan que una pareja homosexual tenga unos derechos iguales a los de una pareja heterosexual, sólo recordarles que la discriminación es un delito..... además de un pecado.
Si realmente el problema es exclusivamente semántico, el primer reflejo es ir a la RAE, que, aunque a veces se equivoca, no deja de ser una referencia. Nos encontramos con lo siguiente:
(del lat. Matrimonium)
1. m. Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales.
2. m. En el catolicismo, sacramento por el cual el hombre y la mujer se ligan perpetuamente con arreglo a las prescripciones de la Iglesia.
3 y 4: Sin interés.
- La primera pre-conclusión es que habla exclusivamente de hombre y mujer.
- La segunda pre-conclusión es que el matrimonio no es una marca registrada del catolicismo ya que bastan “ritos o formalidades legales” para que se celebre.
- La tercera pre-conclusión es que la etimología basa el matrimonio en la madre (“mater”) así que nos encontramos con un lío pues una pareja homosexual puede consistir en 2 madres o 2 padres.
La primera y tercera pre-conclusiones tienen fácil arreglo ya que la propia R.A.E. ha reconocido que, “las palabras pueden ir incorporando nuevas acepciones, diferentes y hasta opuestas a su sentido etimológico, entre otros muchos motivos por cambios que sobrevienen en la realidad social” (EFE. 04.02.2005).
La segunda pre-conclusión otorga legitimidad a la iglesia para participar en el debate pero no le da ninguna exclusividad lo cual parece no haber entendido.
Ya veis que llamarle matrimonio a la unión entre homosexuales es factible ya que la R.A.E. modificaría la aceptación 1. Sin embargo, la iglesia no dejará que se modifique la aceptación 2.
Pero justamente, ya que, además de ir en contra de la etimología del término este tema no esta consensuado, una cosa es que sea factible y otra cosa es que sea imprescindible o por lo menos necesario.
Quiero decir:
¿Realmente aspiran los homosexuales a que su unión legal se llame matrimonio? ¿Se lo hemos preguntado? ¿Si es así, por qué?
¿Sería discriminación que esta unión tuviera un nombre distinto?
¿Es discriminación llamarle homosexual a una persona que se enamora y mantiene relaciones con una persona del mismo sexo mientras que se llama heterosexual a la que lo hace con una persona de sexo opuesto? ¿O es que para ser políticamente correcto tenemos que llamarlos sólo “sexual” a los 2 a partir de ahora?
Y evidentemente: ¿Es realmente el nombre lo más importante de este asunto?
Si yo fuera homosexual, pediría una equiparación en derechos con el matrimonio pero no le daría importancia al nombre (mientras no conllevase menosprecio ni connotaciones negativas). Con el simple objetivo de centrar realmente el debate sobre lo que me importa. Pero claro, no soy homosexual con lo cual mi opinión no es más que una suposición hecha desde mi ignorancia.
Y sobre todo, como decía al principio, espero, por absurdo que parezca, que estos 166.000, 700.000 o 1.500.000 personas que se manifestaron el sábado 18/06/05 en Madrid lo hacían por un desacuerdo con la nomenclatura y no con la equiparación en derechos.
martes, junio 21, 2005
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