Considero que la ley anti-tabaco es globalmente positiva (*) pero que ha sido contraproducente a nivel de los bares de menos de 100 m2: si bien antes uno podía llamarle la atención al "repartidor de humo" para que se guardase de tanta generosidad y se quedase toda la nube para él, intentarlo ahora implica aguantar la siguiente contestación: "Esto es un bar de fumadores como indica el cartel en la puerta. Si a usted le molesta, busquese un bar de no-fumadores."
Ya véis, cuando se legisla, el peligro está en que la ley - mejor dicho: la interpretación que hacen de ella - sustituye al sentido común. Vamos, que dentro de poco, cambiarán el cartel de "se puede fumar" por otro de "se DEBE fumar".
(*) Insisto: cualquier medida que pretende proteger a los contaminados de los contaminantes es positiva; no existe la libertad de joder a los demás, sólo la de joderse a sí mismo.
lunes, febrero 13, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario