Atentado en Londres: La primera reacción es el estupor. Después, llegan la tristeza y el dolor. Por las familias de los muertos, por los heridos. Mientras habla el corazón, la cabeza intenta salir poco a poco de su estado de choc emocional y empieza a funcionar. Los sentimientos van empezando a dejar paso a los razonamientos.
Se empieza por un ¿por qué? Porque son terroristas, claro. ¿Y por qué son terroristas? Pues será porque colocan bombas. ¿Y los que sueltan bombas desde un avión, ¿Qué son? Pues no son terroristas porque sino, no saldrían en la TV digo yo. Además, los muertos de ellos, no los lloramos, ni nos provocan estupor, ni tristeza, ni apenas dolor. Así que no debe de ser grave. Y digo yo: Si no es grave, es que ¿no eran seres humanos entonces? ¡Eso es imposible! Debo de seguir aún bajo el choc emocional. Por eso no doy razonado “correctamente”.
Los números empiezan a bailar en mi cabeza. Un baile macabro: Sigo triste por estos más de 50 muertos, y también culpable de no haber estado triste por los 15.000 de ellos; los civiles irakies,…. y triste por “nuestros” 192 muertos… y de nuevo culpable de no haber estado apenas triste por los 5.000 muertos con los bombardeados en Afganistán.
Murders by numbers, sí. Pero definitivamente, hay algo que no me cuadra.
jueves, julio 07, 2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario